El mundo científico está plagado de nombres famosos: Boyle, Pascal, Newton o Pitágoras son sólo un ejemplo de un entorno donde predomina el sexo masculino, al menos en la fachada que ha pasado a la posteridad. Sin embargo, muchas grandes mujeres, a la sombra de estos genios, han realizado prodigios matemáticos o físicos.
Sophie Germain, matemática francesa (1771-1831) es un claro ejemplo. Discípula de maestros como Joseph-Louis Legrand o Carl Friedich Gauss, con el que se mandaba cartas bajo pseudónimos, luego de dos años Gauss se entera que quien le manda cartas es una mujer y le expresa su admiración.
Estudió el campo de la teoría de números descubriendo los denominados números primos de Sophie Germain. Estos son aquellos primos (p) tales que 2p+1 también es primo (por ejemplo, p=5 porque 11 es primo, pero no p=7 ya que 15 no lo es).
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